Trinidad

Ortega Soto

Estudiante de Dosta

 Trini vive en Málaga con su marido, tiene 37 años, dos hijas y dos nietos. Ella trabaja en Alhaurín, en una empresa de desinfección.

Viene de una familia de artistas, su padre era Manzanita. Estudió hasta 5º de EGB, pero tuvo que dejar el colegio para ayudar en casa, pues eran cinco hermanos y llegaron a ser siete.

A Trini le gustaban mucho los estudios, sus amigas siguieron estudiando, se sacaron sus carreras, y ella no pudo. Cuando Dosta arrancó en Alhaurín de la Torre, Trini conoció a Vanessa y quiso ser alumna de Dosta. Ahora está ilusionada con sacarse la ESO y muy contenta con sus profesoras. Y, como ella dice, si aprueba, sería capaz hasta de sacarse una carrera, al tiempo que sigue trabajando.

Estudiar y trabajar no resulta fácil, pero como ella dice “yo soy muy cabezona… Y si yo veo que soy capaz de sacarme esto y estoy fuerte, ya no habrá quien me pare”.

Trini ha tenido muchos y muy diferentes trabajos: “Yo he estado en el mercadillo, ayudando a mi familia. Mi padre también venía al mercadillo, pero cuando él venía no vendíamos nada, la gente no quería más que autógrafos… (se ríe). Cuando me casé también estuve en el mercadillo con mi marido: ropa, zapatos, botines… en Huelin, Ciudad Jardín y en el Rastro. Después tuve mi propia empresa de limpieza, que monté yo sola y llegué a tener siete trabajadoras, hasta que llegó la crisis de 2008. Más tarde estuve en Novasol, la empresa de energía, y hasta he trabajado unos meses en una peluquería, que fue una experiencia muy buena…».

Con 37 años es abuela, está muy contenta con sus niños. “Mi hija vive no muy lejos de mí, pero ahora tengo que estar con los estudios, con el trabajo, con la casa, y también quiero ver a mis nietos…”.

Con su marido lleva ya 20 años, “una relación muy buena; eso sí, mi marido se iba temprano a trabajar, y mi padre venía a recogerme y me llevaba a la casa familiar. Yo soy muy padrera. Y luego mi marido me recogía por la noche. Yo echaba los días con mis padres. Y cuando tuve las niñas, lo mismo.

Estoy orgullosa de la vida que he llevado. Yo he tenido una infancia muy bonita, siempre he estado con mi familia. Ahora voy todos los días a desayunar a mi casa, y si tengo turno de tarde, a merendar. Yo sin mi madre no… Tengo que verla todos los días, y a mis hermanos siempre que puedo. Somos siete, y somos muy familiares.

Yo no tengo ningún problema por ser gitana, la verdad es que no. Donde he estado trabajando, a mí me han tratado muy bien, y por el hecho de ser gitana no me han discriminado. Y ahora, en la empresa que estoy, estoy supercontenta, me levanto cantando, bailando, estoy todo el día riendo… Yo soy una persona muy alegre y allá donde voy formo una rebujina, siempre riendo, siempre con alegría… Dicen ¡ya está aquí la Trini…!

Del mundo gitano, la verdad, no cambiaría nada. Bueno, cambiaría el tema de que por ser mujer no te dejen hacer esto y aquello. Pero eso era antiguamente, eso era hace 50 años, eso ya no existe… A mí, en ese sentido, no me han limitado. Mi padre a mí jamas me ha prohibido nada, ni de cómo vestir, ni de cómo hablar, y eso que mi padre siempre ha sido un hombre muy recto, nos ha dado mucha educación aunque no hayamos estudiado. Nosotros lo hemos respetado siempre todos. Y mi madre es una persona muy educada, jamás le he escuchado yo decir una palabrota, nunca.

De mi familia yo resaltaría la educación y el cariño. Porque mi padre era un hombre que… bueno, es, porque yo sigo teniéndolo muy presente. Él es muy de su familia, es una piña con su hermano, su tío, sus primos… y le ha gustado siempre atender a su familia, que no le faltara de nada… Venía alguien de fuera y ya estaba él ayudándole… que si necesita esto o lo otro…

Y mis hermanos lo mismo, mis hermanos son hombres buenos. No que lo diga yo, sino que lo son. Son gente educada, que se sabe comportar, son carismáticos… para mí, mis hermanos son lo mejor del mundo.

Con mis niñas estoy muy unida. Sus esposos y compañeros son muy apañados, a mis niñas no les falta de nada. Todo lo que yo les compre va a ser por capricho, la verdad. Una vive en Granada y la otra vive aquí. La de Granada se va a examinar conmigo, porque ella se salió del instituto, ha estado siempre malita desde chiquitita, tiene artritis en las rodillas. En cuanto le dije que me iba a sacar la ESO, me dijo: “Mira mama, yo me voy a presentar contigo”. Y está estudiando ella también».